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jueves, 17 de febrero de 2011

AJUSTES POR AQUÍ Y POR ALLA


Mi querido lector, el último tema que tratamos en esta su columna de educación en nutrición, hablaba de las pequeñas pero significativas modificaciones que podíamos hacer a nuestra dieta y estilo de vida para favorecer al cumplimiento de nuestros propósitos de bajar de peso, estar más sanos y ¿Por qué no? Esculturales cual maniquíes de aparador. Si bien los “Tips” que ya mencioné tendrán grandes beneficios para la vida cotidiana, no contemplan específicamente las situaciones adicionales a la rutina de casa, como lo es: comer fuera de casa porque en el trabajo hay servicio de comedor o porque no hay tiempo suficiente y/o cartera que pueda “surtir” sin repercusión a la economía familiar, el gasto de golosina para ir: “De la casa al trabajo, del trabajo a la casa, de la casa al trabajo y finalmente… Del trabajo a la casa”; o simplemente por que se nos antoja comer fuera de casa un día domingo, pues nos queremos dar el “lujito” (“Por que usted, lo vale”) o porque es el cumpleaños de alguien y la reunión será en un restaurante elegante, etc. Normalmente pensamos que comer fuera de casa es sinónimo de resignación y de subir unos cuantos “gramillos” de peso (Si bien nos va, pues en la mayoría de los casos, un día de tremenda comilona no implica subir sólo “gramillos”, sino hasta “kilillos”) pues será inevitable “la tragazón”, a lo que tengo que decir: ¡No es condena! El servicio de comedor, hablando primeramente la los cuidados que hay que tener en el trabajo, es una excelente prestación, sobre todo si tiene la opción de elegir entre varios platillos y cuenta con barra de ensaladas; lo único que necesita es tener un buen criterio de selección de alimentos y querer, por supuesto, solicitar las opciones más sanas del menú ¡Que siempre las hay! Solo que no siempre las pedimos… ¡Es más! A veces ni las volteamos a ver; pero elegir los guisados menos grasos que se ofrecen en el comedor y moderar las cantidades de sopas de pasta, arroz y/o frijoles, también pueden ser de gran ayuda. Ahora bien, en el caso de que no haya comedor, pero que se cuente con una cocineta ¡Las cosas se ponen más fáciles! Pues puede usted llevar la comida desde su casa y garantizar la calidad (Poca grasa, elegir cortes más magros como pollo, res sin grasa, pescado o atún, embutidos de pavo, etc.) y la cantidad; si usted lleva sus raciones ya fijas, es decir, modera sus cantidades desde casa (P. Ej. ½ Tza. De arroz o pasta, 2 tortillas, ½ Tza. De frijoles, etc.) Ya estando en el trabajo es imposible que pida más; pero si por el contrario se sirve lo que le toca más el “pilón”, desde casa, el exceso de comida será inminente. Normalmente yo siempre recomiendo las sopas de verdura como una excelente “placebo quita hambre”, pues entre el caldo y la verdura, es fácil quedar satisfecho, pero a veces es difícil llevarlas al trabajo, así que puede sustituir las sopas por ensaladas de verdura que tendrán el mismo efecto de saciedad. Si en el trabajo descubre que más de sus compañer@s se encuentran en la misma situación de querer comer sano pero no tienen tiempo de cocinar en casa, etc. Puede coordinarse con sus compañer@s para acordar que 1 semana o 1 día a la semana, cada uno lleve comida saludable para tod@s; si usted logra coordinar a 5 compañeros, podrás comer sanamente toda la semana, esforzándote por llevar comida sana sólo 1 día a la semana. ¡Ah! Pero eso sí, es importante que acuerden las cláusulas de lo que es sano y lo que no desde un principio, qué ingredientes está permitido usar y cuáles no. (Si les cuesta trabajo, busquen ayuda nutricional profesional para aprender a comer sanamente). Y ya por último, eviten las rondas a la cafetería o las máquinas despachadoras que suele haber en los trabajos, pues es más fácil caer en la tentación de comprar “chatarrita” si la tenemos al alcance. Mejor lleve desde casa sus propios refrigerios hechos a base de verduras, frutas o lácteos como el Yogurt Light o una que otra barra de cereal baja en calorías (Como la Special K, Bran Frut Sin Azúcar, Stila o Gran Vita) para combatir esos antojos. Ahora que, cuando de comer fuera de casa se trata, debemos estar más alerta, pues las preparaciones que se nos ofrecen son mas “para consentir el paladar” y agradar al comensal, de modo que puede estar seguro mi querido lector que lo que buscan los restaurantes, es ofrecernos platillos agradables a costa de lo que sea (Adicionar cantidades industriales de grasa o azúcar, etc.). De modo que, le adelanto que si pretende guardar la línea cuando coma fuera de casa, inicialmente debe de evitar los patillos que en su descripción se usen las palabras: gratinado, empanizado, frito, capeado, a la crema, etc. Pero, para poder tocar más afondo los ajustes que debemos hacer por aquí y por allá, cuando vayamos a un restaurante, un bar o una cafetería; la próxima semana dedicaré este espacio para hablar más ampliamente de las entradas, las bebidas, las guarniciones, los postres, etc. Que son una mejor opción a elegir y que en conjunto con todo lo demás que podamos pedir en una sola sentada, no significarán al final de la tarde “un rollito” de grasa más para la colección.